Tu cuerpo se
movía al compás de otra persona que no era yo. Y al despertarme he pensado que
mi subconsciente se mueve a un ritmo constante, al igual que tu, para joderme.
a donde sople el viento...
"El corazón me resbala por las tuberías de este cuarto y ya no hay forma de sacarlo."
jueves, 3 de julio de 2014
sábado, 1 de febrero de 2014
D.
Siempre
te estaré eternamente agradecida, por esa noche que, tras haberte saludado,
dejaste que entrara en tu vida.
Surgió
de repente, los dos nos vimos sorprendidos y, a la vez, atrapados. Nuestros campos
magnéticos salieron disparados uno tras otro para sentarse acurrucados bajo un árbol,
echándose de menos, devorándose con ansia.
Sabía
que tendrías el talento suficiente para que una vez visto, fueras inolvidable.
jueves, 7 de noviembre de 2013
Somos las 3 de la madrugada.
Son las tres de la madrugada y, en esta ocasión, los dos nos
encontramos observando el mismo techo que yo veo todas las noches.
Muchas veces pensé en las carreras que, hambrientos, haríamos desde la
cocina a la habitación. Por eso antes, mientras preparaba los champiñones, me
preguntaba si tú estarías pensando lo mismo, si tendrías tanto apetito como yo.
Ahora, con nuestros cuerpos agotados, me gustaría que entendieras que
podríamos sobrevivir alimentándonos de nosotros mismos, de nuestra piel, de nuestros
huesos; y para cuando ya no nos quede nada seguir escarbando hasta llegar al
tuétano.
Pero son las tres de la madrugada, mañana nos iremos y, por desgracia,
dejaremos que nuestros cuerpos mueran de inanición.
sábado, 19 de octubre de 2013
Rutinas.
Me rendí ante el sueño dejando caer rápidamente los párpados. Abracé mi cojín y me quedé así, como un gusano, hasta el día siguiente.
La rutina se implantó de golpe como siempre, sin una antesala previa donde poder digerir el cambio, venía acompañada de madrugones, escuelas de baile y cocina.
martes, 20 de agosto de 2013
Fotografías de verano 1
Todas las
noches me daban las dos de la mañana leyendo. Era esa una costumbre veraniega que me
impedía levantarme a una hora medianamente decente al día siguiente. De esa
forma el desayuno venía a la una de la tarde y la comida casi a las cuatro.
No había manera de comer temprano en esa casa, como si el estómago llevara insertado un despertador que se activaba solamente a esa hora del día, y así, la tarde pasaba más que volando, a galope. Entre siestas en el sofá, tardes de piscina o pequeñas meriendas sobre la arena de una playa abarrotada de gente. El verano pasaba como sin frenos cuesta abajo, pero ahí estábamos nosotros, aprovechando cada minuto de esa rápida pendiente.
No había manera de comer temprano en esa casa, como si el estómago llevara insertado un despertador que se activaba solamente a esa hora del día, y así, la tarde pasaba más que volando, a galope. Entre siestas en el sofá, tardes de piscina o pequeñas meriendas sobre la arena de una playa abarrotada de gente. El verano pasaba como sin frenos cuesta abajo, pero ahí estábamos nosotros, aprovechando cada minuto de esa rápida pendiente.
martes, 18 de junio de 2013
¿Donde guardan los inviernos?
Algunas
tardes de principios de verano, cuando los rayos del sol empiezan a derretirme
el cerebro, echo de menos al invierno, solamente mientras ese sopor
incandescente se mete entre mis ropas y se va.
Es
entonces cuando la pequeña Diana, agarrada a la falda de su madre, me pregunta
“¿dónde guardarán los inviernos?”y le cuento mi secreto.
Me gusta
embotellar tormentas y envasar a vacío el frío y la nieve para cuando los
necesite, los guardo en la nevera durante todo el verano y los dosifico a mi
antojo.
Conservar un
poquito de invierno en esta época en la que abundan los excesos, un trocito de
esa calma y seguridad que nos proporcionan la cama y las sábanas de franela, me
reconforta plenamente.
Abre el paraguas, se esperan lluvias torrenciales en
el salón.
miércoles, 10 de abril de 2013
La mujer fantasma.
De la misma manera que un perro abandonado deambula de un lado a otro
sin saber a dónde ir, la mujer fantasma arrastra sus pies produciendo un ruido
tan cansino que la delata. Es entonces cuando sus mejillas plagadas de pequeñas
pecas se vuelven de un rojo intenso, su diminuta boca se encoje todavía más (si
es posible) y sus minúsculas manos se incrustan en los bolsillos de su cazadora
para no volver a salir en todo el día.
Porque todo en la mujer fantasma es extremadamente pequeño, hasta el
espíritu. Por sus venas no circula sangre, solo un mutismo continuo cargado de
timidez, una autoestima por debajo del subsuelo y unas ganas inhumanas de pasar
inadvertida.
Y, sin embargo, ahí está todas las mañanas, levitando detrás nuestra
sin que nos demos cuenta. Podría decirle que está loca, que no me gustan los
animales o que mi comida favorita es la lasaña, pero en lugar de eso continúo caminando
dejando que la mujer fantasma siga su camino.
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